20 años de «Is This It», la primera memoria musical de The Strokes


Numerosos estudios científicos sobre neurología coinciden en la capacidad de la música para fijar recuerdos y recuperarlos, buceando en toda esa base de datos de experiencias vividas a lo largo de los años. ¿Quién no ha tenido alguna vez una microrotura transitoria de corazón al volver a escuchar aquella canción que tanto le gustaba a tu expareja? Te acuerdas de la música que sonaba aquel verano en que viajaste por la costa o las baladas que escuchabas desde el salón familiar mientras jugabas a los Playmobil. Hay quienes incluso van más allá y mencionan la música que escuchábamos desde el útero materno. Recuerdos adheridos a canciones que al sonar, te trasportan automáticamente a ese tiempo y a ese lugar. En mi caso, entre estas memorias musicales, puedo volver nítidamente al sofá de la casa de mi abuela, siendo aún un preadolescente, un día en el que mi tío me devolvió mi reproductor mp3 cargado de canciones. Entre todas ellas, dos discos con los que entraría en bucle inmediatamente: «Is This It» y «Room On Fire», los dos primeros álbumes de The Strokes.
20 añazos desde aquel debut, «Is This It», efeméride para acentuar mi crisis de los 30 pero también para homenajear un disco sobresaliente que marcaría tangencialmente a toda una generación. Los Strokes recuperaban con este primer disco la esencia más elemental de la Velvet Underground, reivindicando algo así como el sonido newyorkino y dándole nueva vida en la década de los 2000 con una personalidad arrolladora e inimitable. Sin esconder sus referencias desde la portada, con ese «cuero contra cuero», sensual y sexual que habría hecho las delicias de la Velvet. Para la anécdota queda también una segunda portada con la cual se editaría el álbum en Norteamérica. La imagen de una partícula subatómica que, pese a lo curioso del asunto, artísticamente quedaba muy alejada de la genialidad de la edición firmada por el fotógrafo Colin Lane. Sin duda una de esas cubiertas que pasarían al imaginario colectivo al igual que su contenido.
Canciones manchadas de la contaminación y los excesos de la vida juvenil en la gran ciudad. Siempre con los tintes de la clase alta newyorkina. Así suena la magnética ‘Barely Legal’, urgente y voraz como lo es la propia adolescencia. También ‘The Modern Age’, esa canción donde el postureo y las apariencias de la vida adulta asaltan para siempre parte de la frescura infantil. La confusión de la propia identidad que se repite como temática y que bordan en una de esas canciones para enmarcar. Me refiero a la frenética ‘Hard To Explain’, auténtico temazo con cambios de ritmo, una letra tremenda y muchísimo rock and roll. No se queda atrás tampoco la toxicidad que se respira en cada frase de ‘Alone, Together’, con Julián Casablancas poniéndose en el pellejo de Lou Reed, John Cale y compañía. Un arrebato que va a más en ‘New York City Cops’, el latigazo más punk de este volumen con su acidez contestataria y rebelde. Canción que sería a la postre sustituida en su edición estadounidense por ‘When It Started’. Un gesto de respeto por los cuerpos de seguridad de la ciudad tras su labor en los atentados de las Torres Gemelas, acontecidos solo un par de meses después de la publicación del disco y aún en la retina de todos los que lo vivimos.
Hay también espacio para la elegancia en la inicial ‘Is This It’ o en ‘Soma’ y ‘Take It Or Leave It’, dos cortes que empiezan lentos y poco a poco van envenenándose con el ungüento del rock primitivo. Cambios de cadencia que se mantienen durante todo el álbum y que habitan dentro de cada canción, gracias a las marcadas líneas de bajo de Nikolai Fraiture y la batería cambiante de Fabrizio Moretti. Pero sí por algo se ha caracterizado desde su inicios el sonido de los Strokes es por esas guitarras cruzadas de Albert Hammond, Jr. y Nick Valensi en permanten duelo. El santo y seña de la banda. Cómo no, también por Julian Casablancas, un frontman total de timbre inconfundible, con la impronta necesaria para el rock and roll en la combinación perfecta de chulería y grandes dotes vocales. Capaz de susurrar o cantar con el tedio que exigen las letras y gritar hasta el éxtasis en cuestión de segundos. Todo esto lo encontramos reunido en una redonda ‘Trying Your Luck’ donde todo funciona, desde los graves de Fraiture a las cuerdas de la dupla guitarrera y el falsete de Casablancas, siempre acompañado de una distorsión perfecta que aporta suciedad a la mezcla sin terminar de romper la armonía. No obstante, serían otras dos las canciones que se convertirían en himnos atemporales del rock and roll. Imposible olvidarse de la melodía inicial de ‘Someday’ y su refrescante espíritu pop. Y qué decir de ‘Last Nite’ y sus primeros compases, en la que fusilaban sin contemplaciones el ‘American Girl’ del maestro Tom Petty. Una de esas canciones que, más allá del primer impacto, bañaría en alcohol y festejos cientos de noches, añadiendo para ella nuevas reminiscencias vitales impregnadas a fuego en su ADN. Sus discos son parte de mi vida y solo puedo estarles agradecidos por tantos recuerdos emocionantes alrededor de sus canciones. ¡Larga vida a los Strokes!
Texto: Luis Arteaga
Ilustración final: El Averigua
(Trayendo el disco hasta nuestros días, El Averigua firma esta viñeta como parte del homenaje).