Pablo Und Destruktion @ Auditorio Conde Duque (Madrid) 17-07-2015

«Esto no será un concierto, será un secreto, que es más íntimo y especial«. Con estas palabras recibía el músico asturiano Pablo Und Destruktion a la escasa audiencia que decidió poner su mente al sol en una de las tardes más calurosas del año para disfrutar de un encuentro que llegó a alcanzar cuotas de peligrosidad y que nos dejó a más de uno tocadísimos ante tan bello y visceral espectáculo.

A la 20 horas en punto se apagaron las luces del auditorio de Conde Duque y tras un mantra psicodélico, ejecutado en posesión por La Banda Del Trueno, salía a escena dominando desde el primer segundo toda ella Pablo, que empezó la noche tocando a toda su banda para acto seguido colgarse la guitarra y lanzar los primeros acordes de ‘Los Días Nos Tragarán’. Y ya de paso tocarnos las entrañas a todos. Con un disco que es punto y aparte en nuestro sufrido panorama musical, donde cada día cuesta más llegar a una propuesta genuina, el núcleo de «Vigorexia Emocional» fue reinterpretado por una atípica banda, a la que en esta ocasión añadían un violín que cortaba tensiones a su paso. Sentimientos enfrentados en unas canciones que pasan de la dignidad del perdedor al subidón optimista.

No hicieron falta más de tres canciones para darnos cuenta de que lo del secreto iba muy en serio y todos los ojos y oídos estuvieron bien abiertos mientras escupía temas como ‘Pierde Los Dientes España’, ‘Extranjera’ o ‘Leona’. Lo hacía colgando del abismo del escenario y derrochando intensidad mientras sus nuevas composiciones sonaban aún más retorcidas en directo, golpeándose el alma mientras interpretaba ‘Ganas De Arder’ o gritándonos en la cara a pie de butaca ese «puedo ver como las fronteras desaparecen, puedo sentirme unido tan profundamente a todos vosotros«. Y desde luego las fronteras, más que desaparecer las tiró abajo el propio artista con temas como ‘Busero Español’.

Hacía tiempo que no se sentía esa sensación de peligro en un espectáculo, con Pablo metidísimo en el centro del público, rompiéndose el pecho a puñetazos. Y ya casi al final, y a modo de tregua después de adentrarnos en lo más oscuro y profundo del repertorio, interpretó casi a pelo ‘Dulce Amor’, un tema que, como su propio nombre indica, debe ser una de las mejores y más honestas canciones de amor escrita en la lengua de Cervantes.

Poco después el paisanico se fue como llegó, diciendo adiós a lo lejos, después de descolocarnos a todos y habernos enseñado hasta las entrañas desde su emotividad más sincera.