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Dry Cleaning – «Stumpwork» (2022)
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Dry Cleaning – «Stumpwork» (2022)

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Zanjemos este asunto cuanto antes: la de “Stumpwork”, nuevo disco de los británicos Dry Cleaning, es posiblemente la portada más fea y desagradable de lo que va de año. Nada que ver con unas canciones que siguen sonando asperas y rugosas pero que han ganado en melodía respecto a su debut, publicado en 2021. No hemos tenido que esperar mucho para que “New Long Leg” haya tenido continuación y aquí estamos, otra vez hipnotizados por los frases de la narcótica Florence Shaw, la machacona base rítmica de Lewis Maynard y Nick Buxton y las juguetonas guitarras de Tom Dowse

Incluidos en ese cajón de sastre actual que es el post-punk británico, poco tienen que ver con la mayoría de compañeros de generación y localización en el mapa. Lo de Dry Cleaning se acerca más a los ambientes “artys” del Nueva York de los 90 por la vía Sonic Youth así como al verso libre de unos Pavement puestos de Trankimazin. Y si no, ahí tenéis la guitarra que atraviesa ‘Driver’s Story’ para comprobarlo. Es por esa vía, la del riff, por dónde vienen la mayoría de melodías del disco. En temas como ‘Kwenchy Kups’ lo clavan jugando con las acústicas y en otros como ‘Gary Ashby’ directamente se arriman al brit-pop a través de ellas. Tan solo en ‘Don’t Press’ parece animarse Shaw a entonar un estribillo que llega respaldado por unos silbidos a modo de coro. Así de marciana es la cosa. 

El resto del tiempo, la cantante desliza frases tan cotidianas como surrealistas, llevando a su máxima expresión eso que llaman “spoken word” y recordándonos a otros ilustres británicos que manejan el fraseo arrastrado con destreza, como el bueno de Baxter Dury. Con esa peculiar forma de cantar nos mantiene en un aletargado estado de alerta que solo rompen algunos latigazos de distorsión, como el que tiene lugar en el final de esa catedral sonora de casi siete minutos que es ‘Liberty Log’. O unos vientos que se suman a la propuesta en canciones como la inicial ‘Anna Calls From the Arctic’, en esa ‘Hot Penny Day’ que rezuma algo parecido a un groove funk, o una ‘Conservative Hell’ que les acerca incluso al jazz más psicodélico. 

No hay duda de que con este segundo disco Dry Cleaning mejoran la fórmula que les llevó a ser una de las grandes sorpresas del año pasado. Queda por ver si esta no tiene fecha de caducidad y cuáles son sus siguientes pasos. Mientras tanto, disfrutemos de “Stumpwork”, pero sin mirar demasiado su portada. 

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