Chucho – «Corazón Roto y Brillante» (2020)


A estas alturas de la película nadie puede negar que Fernando Alfaro es un músico con una personalidad arrolladora. Algunos lo aman, otros lo odian, pero desde luego sus canciones nunca pasan desapercibidas. De nuevo en el pellejo de Chucho, el albaceteño se desata en este «Corazón Roto y Brillante». Un disco que gira alrededor de una ruptura amorosa y que se complementa con el libro «Pere y María», escrito por Alfaro y editado por Muzikalia.
Apaleado por el abandono, este perro viejo vuelve a mostrar las dos caras que caracterizan toda su discografía: la ternura inofensiva del envoltorio pop y esas letras llenas de ponzoña y rabia. Ejemplo perfecto es ‘Corazón Roto y Brillante’, temazo de puro power pop que da nombre al disco abriéndolo en canal. Un hit directo marca de la factoría Alfaro, lleno de adrenalina y amargura a partes iguales.
Latido a latido, gracias al impulso vital de Javier Fernández (batería, piano) y Juan Carlos Rodríguez (guitarra), las canciones sobreviven con sobresaliente en cualquier estilo. Desde el western de cortes como ‘Sombra Lunar’, ‘Hoamm’ o ‘Espalda Brillante’ hasta el psicopático falsete desafinado al compás de ‘Vals del Trueno’. Un caleidoscopio de sonidos que amplia sus colores con los sintetizadores arcade de ‘Yoga Love’, retrato sin piedad de todas esas cosas ridículas que llegamos a hacer por amor. Y la cara de gilipollas que se nos queda después, cuando todo se acaba y aún nos seguimos acordando de estas patéticas arrastradas.
Mención especial merece el groove bestial detrás de ‘La Almbulancia y el Dolor’, donde lo instrumental se tuerce más que nunca al funky y Alfaro nos clava otra letra sencilla pero devastadora: «Eres para mí esa voz que cura y después te arranca el alma». Traición, melancolía y odio que se hacen eco también en ‘Agente Sebso’, una canción estratosférica donde las guitarras de Juan Carlos les acercan a los Pixies más extremistas y deliciosos. Valga de contraste melódico ese pop de ascensor, aparentemente estéril pero que, cómo no, termina por viciarse en ‘Agujetas’ y ‘La Carretera de la Costa’, otro de esos himnos a primera escucha. Y en atmósferas más graves, ahí están ‘La Feria Animal’ y esa ‘Otra Ciudad’ que cierra el álbum. Un clímax a pecho descubierto donde Alfaro muestra sus costuras más íntimas para servirnos, ahora sí, ese corazón en bandeja.