Hijos de su tiempo, el dúo formado por Kat y Andi en Nueva York fue lanzando canciones sueltas durante meses, hasta un total de cinco. Estas son reunidas ahora y sumadas a otras tres más para formar el debut en largo de Bubble Tea and Cigarettes, que lleva por título “There’s Nothing But Pleasure” y que llega a nuestro país de la mano del sello Elefant, hábil a la hora de elegir plasmar su logo en esta cuidada colección de canciones. Un debut que bebe de las fuentes del mejor dream pop, del shoegaze más orquestal y menos agresivo y de los ambientes sonoros nocturnos y oníricos. Por hacernos una idea, desde Mazzy Star hasta Cigarettes After Sex, haciendo parada entre medias en Slowdive.
Como bien refleja la portada del disco, sus canciones son como adentrarte en el mar de noche. Sin ropa, en comunión total con el agua salada y bajo una luna que tiñe todo de tonos azulados. Un baño de líneas de bajo en segunda línea, baterías lineales, susurrantes voces dobladas, guitarras cristalinas y una bruma de arreglos de cuerdas, vientos y teclados. Maestros en el arte de mecerte suavemente y conseguir que, cuando la canción parece que no tiene nada más que aportar, termine subiendo la intensidad a base de capas de sonido. Lo consiguen a la perfección en temas cómo ‘Go Downstairs to the Blue Moon, Buy Some Fried Chicken’ o ‘Leap’. También en una ‘Santa Monica’ que podría funcionar con la crudeza de sus elementos básicos pero que cuenta con una cuidada orquestación que la rodea de un halo de banda sonora. Algo que ocurre también con ‘Liz’, hipnótica desde su arranque a voz, bajo y batería e imparable a medida que se le van sumando instrumentos, especialmente los más electrónicos o sintéticos.
Por si fuera poco, su sonido viene respaldado por unas letras que, desde un ambiente evocador se alejan de enrevesadas metáforas para reflejar situaciones cotidianas de manera muy directa. Son capaces de susurrarnos al oído frases cómo “¿quieres bajar hacia la luna azul y comprar pollo frito?”. O de arrojarnos a la cara, en ‘He Asked Me to Quit Smoking’, la historia de ruptura más amarga y rencorosa de los últimos años cantada con la dulzura de una «chanson» de los 60. Auténticos lobos bajo piel de corderos.